Saudade... há gente que fica na história da história da gente

As coisas vulgares que há na vida
Não deixam saudades
Só as lembranças que doem
Ou fazem sorrir

Regatas de dornas anos 50 gravadas por Leal Soto (Do Arquivo Social da Memoria de Vilagarcía)

viernes, 31 de octubre de 2008

El Tiroliro







Lo que más llamaba la atención de "Tiroliro" era el enorme tamaño de su boca llena de grandes dientes que asomaban al exterior cuando se reía, y que resaltaba en su pequeña y rapada cabeza, toda ella una prolongación del cuello, sólo interrumpida por sus ojos rasgados y sus prominentes orejas. Vestía una holgada chaqueta con unos raidos y largos pantalones para su estatura, que caían sobre sus zapatones. Este singular personaje que deambulaba por Villagar­cía, aparecía esporádicamen­te ­por la antigua estación de ferroca­rril a donde llegaba desde Padrón de donde era natural, subiéndose al tren. Los revisores ya no le pedían billete y los viajeros tan sólo sentían curiosidad por saber quién era aquel personaje que TAN tranquilamente leía el periódico del revés. Desde la estación deambulaba hasta el Parque de Compostela, para terminar comiendo en casa de algún vecino padronés de por allí cerca. Muy pocas veces se le podía ver en el centro del pueblo pidiéndo un patacón sin grandes exigencias. Una de sus aficiones era preguntar por el barco de la Compañía Transmediterranea el "Río Francolí", que cubría la ruta de Canarias y que venía con frecuencia al puerto, no sé si porqué pretendía emigrar. Pero su afición favorita era hacer el tren y pasaba enormes ratos andando hacia delante y hacia atrás con el clásico ¡Chu, chu, chu!
En una ocasión que hice un viaje al Convento de Herbón, al pasear por la hermosa alameda a la orilla del Ulla, oí que me decían "¡Oes, es tí!" y al mirar vi al "Tiroliro" tumbado sobre el cesped con los brazos bajo la cabeza. Estaba en aquel lugar como un rey, disfrutando como nadie de aquella belleza y tranquilidad, completa­mente relajado. Y es que a veces quién más disfruta de la vida, no es precisamente aquel que está cargado de riquezas y sabiduría.

domingo, 26 de octubre de 2008

El Club de Mar

El Club de Mar se creó a colación de un artículo publicado en un periódico de Vigo, del periodista D. Jesús Diéguez, que decía que Vilagarcía, pese a ser una ciudad con mar, no tenía afición por la práctica de los deportes marítimos.
Se tardó mucho tiempo en conseguir un local propio. Mientras se utilizaba un pequeño local para las diversas actividades, y para las fiestas se utilizaba la terraza del bar Casablanca. Allí se celebró por primera vez, la exposición sobre barcos en miniatura.

Para construir el edificio se hicieron unos bonos en Caixa Vigo de 25 socios del Club de Mar por cinco meses y así se consiguió hacer el edificio en el muelle de pasajeros.

Una vez conseguido el edificio, se pudo empezar a funcionar. Se consiguieron 28 dornas y una yola, y se practicaba natación en las bateas, donde se colocaban las corchadas. Tuvo tanto éxito que la Federación de natación concedió unos campeonatos gallegos, y como Vilagarcía no tenía piscinas, se celebraba la travesía a nado saliendo desde Carril.

Pero mis mejores recuerdos están relacionados con las regatas de dornas, tras las que nos íbamos a comer a una playa de las muchas que hay en la ría.

Todo esto pasó y quiero hacer un recuerdo a mi dorna, "La Parrula", con la que pasé tan buenos momentos.

Fotografía de Carlos Comendador Peña