Mi afición al atletismo empezó cuando en el colegio de león XIII, el profesor Tomás Prada me enseñó a saltar a la tijera alemana, y unas fechas más, en viaje marítimo, nos enseñó a manejar el galeón Ultreya, que había salido de Ribadeo a Camposantos.
Al llegar a Vilagarcía, entre los tripulantes iba Celso Mariño, que bajó a tierra para hacer una demostración con la Jabalina.
Yo construí un saltómetro y empecé a madrugar por la mañana, para hacer deporte, practicando el salto de altura, haciendo unas pequeñas carreras por el campo pequeño. Luego me tiraba al mar en el mes de febrero haciendo la ´práctica de la natación.
Al paso del tiempo, los practicantes del atletismo éramos muchos, que tuvimos que irnos a la playa de Compostela, fundando una sociedad de atletismo llamada Olimpia...
En la foto Carlos Comendador (Arlillo) saltando altura en la Playa de Compostela
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