Este buque de la Compañía Lloyd Norte Alemán, que transportaba emigrantes a América del Sur, estaba fondeado en Villagarcía cuando estalló la Guerra del año 14 y por esta causa quedó aquí internado durante un período de cinco años.
Don Luis G. Reboredo, consignatario de la Compañía se portó magníficamente con la tripulación, ayudándoles en su sustento para lo que tuvo que realizar grandes sacrificios por el monto económico que era necesario. Sacrificios compensados al final de la Guerra, una vez estabilizada la situación, cuando la propia Compañía le nombró representante general para todo el litoral español.
La propia tripulación del barco, de nacionalidad alemana, organizaba fuera actividades para su sustento: banquetes, bailes con su propia orquesta e incluso bodas tanto en Villagarcía como en Santiago. Algunos se casaron aquí, fundando varias familias, entre ellos: Gustavo Kaphmmel, Sopkowky, Guillermo Grünll, Meyer y Rietz. De este último es del que mejor recuerdo su fisonomía, muy alto y corpulento, de anchos hombros, con su gorra de marino y siempre con su cachimba, y fue durante muchos años conserje del Real Club de Regatas. Desarrolló una gran amistad con la Familia Reboredo, y cuando su mujer dio a luz una de sus hijas, fue padrino del bautizo el hijo de don Luis, Alejandro, por lo que se llamó a la recien nacida Alejandrina.
Estos alemanes no perdieron nunca su nacionalidad, ni tampoco sus hijos, algunos de los cuales lucharon en la II Guerra Mundial, con la triste circunstancia del fallecimiento de un hijo de Gustavo Kaphmmel en dicha contienda. Sus descendientes se integraron totalmente en nuestra comunidad. Un hijo de Rietz fue gerente, durante años, de la factoría de pesca y aprovechamiento de ballenas en Caneliñas (Cee). El de Sopkowsky, llamado Adalberto, fue profesor del Instituto de Villagarcía, con su academia cooperó en la formación de muchas generaciones de villagarcianos. Por último, Enrique Meyer fue un alto cargo del Ministerio de Obras Públicas y a su gestión le debe esta ciudad la construcción de las casas de funcionarios municipales de La Lomba.
El viernes dia 13 de Junio de 1919, en el períodico local "Galicia Nueva" se publicaba la siguiente noticia:
"Salida del "Cap Arcona". A las siete de la mañana de ayer salió para Vigo el vapor alemán "Cap Arcona" convoyado por el remolcador farncés "Mastodonte". Los alemanes que, durante cinco años convivieron con nosotros, marcharon tambien a Vigo en el tren correo; desde allí serán repatriados en el vapor francés "Titania", salido hace algunos dias de Brest con este objeto".
El capitán del barco envió a este mismo periódico una nota de despedida, agradeciendo las atenciones tenidas con ellos. Con el mismo motivo, en alguna ocasión, habían donado alguna cantidad para ayuda del Asilo.
El "Cap Arcona", ya con distinto nombre y bajo bandera francesa, hizo su primer viaje a la ciudad de Baltimore en Norte América.
NOTA: Este trabajo fue dedicado al que fue en vida gerente de la consignataria Reboredo y entrañable amigo mio, don Ramón Taboada Soto, a quién se lo tenía prometido.
Don Luis G. Reboredo, consignatario de la Compañía se portó magníficamente con la tripulación, ayudándoles en su sustento para lo que tuvo que realizar grandes sacrificios por el monto económico que era necesario. Sacrificios compensados al final de la Guerra, una vez estabilizada la situación, cuando la propia Compañía le nombró representante general para todo el litoral español.
La propia tripulación del barco, de nacionalidad alemana, organizaba fuera actividades para su sustento: banquetes, bailes con su propia orquesta e incluso bodas tanto en Villagarcía como en Santiago. Algunos se casaron aquí, fundando varias familias, entre ellos: Gustavo Kaphmmel, Sopkowky, Guillermo Grünll, Meyer y Rietz. De este último es del que mejor recuerdo su fisonomía, muy alto y corpulento, de anchos hombros, con su gorra de marino y siempre con su cachimba, y fue durante muchos años conserje del Real Club de Regatas. Desarrolló una gran amistad con la Familia Reboredo, y cuando su mujer dio a luz una de sus hijas, fue padrino del bautizo el hijo de don Luis, Alejandro, por lo que se llamó a la recien nacida Alejandrina.
Estos alemanes no perdieron nunca su nacionalidad, ni tampoco sus hijos, algunos de los cuales lucharon en la II Guerra Mundial, con la triste circunstancia del fallecimiento de un hijo de Gustavo Kaphmmel en dicha contienda. Sus descendientes se integraron totalmente en nuestra comunidad. Un hijo de Rietz fue gerente, durante años, de la factoría de pesca y aprovechamiento de ballenas en Caneliñas (Cee). El de Sopkowsky, llamado Adalberto, fue profesor del Instituto de Villagarcía, con su academia cooperó en la formación de muchas generaciones de villagarcianos. Por último, Enrique Meyer fue un alto cargo del Ministerio de Obras Públicas y a su gestión le debe esta ciudad la construcción de las casas de funcionarios municipales de La Lomba.
El viernes dia 13 de Junio de 1919, en el períodico local "Galicia Nueva" se publicaba la siguiente noticia:
"Salida del "Cap Arcona". A las siete de la mañana de ayer salió para Vigo el vapor alemán "Cap Arcona" convoyado por el remolcador farncés "Mastodonte". Los alemanes que, durante cinco años convivieron con nosotros, marcharon tambien a Vigo en el tren correo; desde allí serán repatriados en el vapor francés "Titania", salido hace algunos dias de Brest con este objeto".
El capitán del barco envió a este mismo periódico una nota de despedida, agradeciendo las atenciones tenidas con ellos. Con el mismo motivo, en alguna ocasión, habían donado alguna cantidad para ayuda del Asilo.
El "Cap Arcona", ya con distinto nombre y bajo bandera francesa, hizo su primer viaje a la ciudad de Baltimore en Norte América.
NOTA: Este trabajo fue dedicado al que fue en vida gerente de la consignataria Reboredo y entrañable amigo mio, don Ramón Taboada Soto, a quién se lo tenía prometido.
Fotografías: Arriba el Cap Arcona en la Hamburg Sud Amerika Linie hacia 1910 y hacia 1914, abajo. Tomadas de www.es-conseil.fr/pramona/angers.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario